viernes, 3 de octubre de 2014

Misa de los Beatos Mártires Valencianos. Texto oficial.


Monición.

Queridos hermanos y hermanas:

En una solemne celebración presidida por el Papa San Juan Pablo II, el 11 de marzo de 2001, declaró la autenticidad de los martirios de varios grupos de bienaventurados sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares, ocurridos durante la persecución religiosa en Valencia en 1936, al tiempo que los reconocía entre el número de los intercesores ante el Padre Celestial.

Ahora, en esta comunidad, vamos a celebrar la Eucaristía haciendo memoria de estos Mártires, uniendo el agradecimiento y la alegría a la gran acción de gracias que toda la Iglesia eleva al Padre por Jesucristo, nuestro Salvador.

 

Antífona de entrada. Sal 36,39

El Señor es quien salva a los justos, él es su alcázar en el peligro.

Oración colecta.

Oh, Dios, salvación de cuantos te aman, que con bondad haces resplandecer en la Iglesia el testimonio de los beatos mártires, José y compañeros; guía nuestros pasos en el camino de la caridad, para que alcancemos la vida eterna que tus gloriosos siervos han recibido como corona. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Primera lectura.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan.                                                                 1 Jn 5,1-5

Queridos hermanos: Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a aquél que da el ser ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios. Si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Palabra de Dios.

 

Salmo.

Sal 30,4.6.16b-17

A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Se la roca de mi refugio,

un baluarte donde me salve,

Tú que eres mi roca y mi baluarte;

por tu nombre dirígeme y guíame.

 

A tus manos encomiendo mi espíritu;

Tú, el Dios leal, me librarás.

Tú misericordia sea mi gozo y mi alegría,

te has fijado en mi aflicción.

 

Líbrame de los enemigos que me persiguen;

haz brillar tu rostro sobre tu siervo,

sálvame por tu misericordia.

 

Evangelio.

Lectura del santo evangelio según san Juan 7,11b-19

En aquel tiempo Jesús, levantando los ojos al cielo, oró diciendo:

Padre Santo. Guárdalos en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo para que también se consagren ellos en la verdad.

Palabra del Señor.

 

Oración de los fieles.

El Señor Jesús, maestro y modelo de toda perfección, nos llama a la santidad al proponernos el ejemplo de estos hermanos y hermanas nuestros. Por su intercesión elevemos nuestras súplicas a Dios, fuente de todo bien.

 

-Por el Santo Padre el Papa, para que su ministerio apostólico esté lleno de sabiduría, consuelo y fortaleza del Espíritu Santo. Roguemos al Señor.

-Por los obispos y presbíteros y por todo el pueblo cristiano que peregrina en tierras valencianas; para que sean testigos auténticos de la Palabra de verdad y de vida, y cooperen con la oración y la acción a la difusión del reino de Dios. Roguemos al Señor.

-Por la paz en el mundo y el cese de toda forma de violencia y terrorismo; para que los cristianos, solidarios con los pobres y los que sufren, colaboren con todos los hombres de buena voluntad en la construcción de la sociedad del amor. Roguemos al Señor.

-Para que la veneración de los sacerdotes, religiosos y religiosas mártires nos mueva a imitar los ideales que llenaron sus vidas y despierte vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada a favor de toda la Iglesia y de la sociedad en la que peregrina. Roguemos al Señor.

-Para que la intercesión y el ejemplo de los Beatos y Beatas seglares suscite en los cristianos el deseo de santificarse en el trabajo profesional ordinario y transformar todos los momentos y circunstancias de la vida como medio para amar al Señor y servir a la Iglesia con sencillez y alegría. Roguemos al Señor.

-Por todos los que participamos en esta celebración, para que la escucha de la palabra de Dios y el ejemplo de María y de todos los santos, nuestros hermanos, nos conforten en las pruebas y nos llenen de alegría en el camino hacia la gloria eterna. Roguemos al Señor.

 

Oración sobre las ofrendas.

Recibe, Señor, este sacrificio, para que cuanto celebramos en el memorial de la pasión de tu Hijo, por intercesión y a ejemplo de los bienaventurados José Aparicio Sanz y compañeros mártires se haga vida en nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor.


Prefacio de los mártires.


Antífona de la comunión. Mc 8,35

El que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará, dice el Señor.

Oración después de la comunión.

Alimentados con el pan del cielo, viviendo la unidad como miembros del Cuerpo de Cristo, te rogamos, Señor, que no nos separemos del amor de tu Hijo, y a ejemplo de los mártires José Aparicio Sanz y sus compañeros, logremos superar con valentia cualquier dificultad por aquel que nos amó sobre toda medida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Bendición y despedida de la Asamblea.

El Señor esté con vosotros.

El Dios, gloria y felicidad de los santos, que os ha concedido celebrar hoy esta acción de gracias en la fiesta de los mártires valencianos, os otorgue sus bendiciones.

Que por intercesión de los sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares, que ofrecieron su vida por Cristo os veáis libres de todo mal, y alentados por el ejemplo de su vida, perseveréis constantes en el servicio de dios y de los hermanos.

Y que Dios os conceda reuniros con los santos en la felicidad de su reino, donde la Iglesia contempla con gozo a sus hijos entre los moradores de la Jerusalén celeste.

Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Podéis ir en paz.

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