Oración para todos los días[1].
Señor
Jesucristo,
de la
oscuridad de la muerte
de
tantos hombres y mujeres
que
dieron su vida por ti y por el Evangelio
hiciste
surgir la luz.
En el
abismo de la soledad más profunda
habitaba
la protección poderosa de tu amor,
desde
el rincón oscuro de la celda
D. Pascual
cantaba
el aleluya
de los
que entregaron su vida por ti.
Concédenos
la humilde simplicidad de la fe,
que no
se desvaneció cuando
lo
acosaba la oscuridad, el abandono,
las
amenazas y calumnias,
cuando
todo se tornó
en un
torrente de ira
contra
el sacerdote.
Por
intercesión de D. Pascual
concédenos
la luz suficiente
para no
perderte de vista;
y como él
poder entregarla
a los
que más necesitan de Ti.
Haz
brillar sobre nosotros,
en este
ejercicio tu alegría pascual
como
aurora de la mañana.
Concédenos,
en esta
novena,
a
ejemplo de tu mártir
ser
personas verdaderamente pascuales,
que en
la cruz de cada día
entren
su vida por los demás.
Meditación
del día correspondiente.
Pídase
la gracia que se desea alcanzar, por intercesión del beato Pascual y compañeros
mártires.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. [2]
Oración.
Dios todopoderoso y eterno, que concediste a los mártires Pascual
Penadés, presbítero, y compañeros la gracia de morir por Cristo, ayúdanos en
nuestra debilidad para que, así como ellos no dudaron en morir por ti, así
también nosotros nos mantengamos fuertes en la confesión de tu nombre. Por
Jesucristo nuestro Señor.