domingo, 21 de septiembre de 2014

Novena. 1º. El nacimiento.


“Bajó con ellos, fue a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre lo guardaba todo en su interior. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres”.

Lc 2, 39-40

 

Meditación.

D. Pascual vino al mundo en nuestro pueblo, el día 3 de Enero de 1894. Por aquel entonces regentaba la parroquia D. Agustín Camañes. Fácil es imaginar  Montaverner a finales del s.XIX. Un pueblo agrícola, con una población que rondaba los 1000 habitantes. Atrás quedaban los años en los que los mayores contemplaron con sus ojos como llegaba el tren, esa máquina de vapor capaz de unir pueblos y llevar a grandes contingentes de personas de un lugar a otro, años donde los nuevos avances habían logrado superar los dos ríos con los puentes de hierro, el “curt” y el “llarg”. Eran tiempos de nuevos ingenios. La antigua vía que unía Valencia con Alicante se transformó en la Nacional 340, mucho más recta y dotada de nuevas infraestructuras, donde el metal suplió a la piedra.

Y en este ambiente nació D. Pascual. Su padre D. José Penadés Fullana, cuyas raíces paternas se hundían en Montaverner y  Muro de Alcoy. Su madre, Dña. Trinidad Chornet Juliá procedía de Bèlgida, el vecino pueblo unido por un camino marcado por el Milagro de San Blas, cauce por donde llegó la salvación al pueblo en aquel lejano 1678. Ambos contrajeron matrimonio en la parroquia de san Lorenzo Mártir, si bien se establecieron en Montaverner, donde nacieron y crecieron sus hijos.

 

 

Y aquí comenzó a despertar a la vida de quien como tantos de nuestros antepasados, entre viñares y olivares, en unos tiempos duros para todos, donde cada día el pan se obtenía con mucho sudor y muchas lágrimas.

Al contemplar a D. Pascual, queremos también recordar a nuestros antepasados, los que vivieron aquellos años, quienes construyeron piedra a piedra cada una de las casas y tejieron las calles de nuestros pueblos. Ellos son nuestras raíces y memoria.  

Por eso en este momento de oración elevamos nuestra plegaria por quienes construyeron nuestros  pueblo y también por quienes cada día vivimos en él, pidiendo al Señor para que por intercesión de nuestro beato D. Pascual, hijo de Montaverner, cada día se construya un pueblo donde reine la prosperidad y la fraternidad, y donde nadie se sienta excluido de él.

 

               Salmo 47

Pueblos todos, batid palmas,

aclamad a Dios con gritos de júbilo

porque el Señor es altísimo y terrible

emperador de toda la tierra.

 

El nos somete pueblos,

nos sojuzga naciones.

Nos escoge nuestra heredad,

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