domingo, 21 de septiembre de 2014

Novena. 2º. La parroquia.


“Al octavo día, al tiempo de circuncidarlo, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido”.

Lc 2, 21

Meditación.

 

Siguiendo la costumbre al día siguiente sus padrinos le llevaron a la parroquia levantada por el Dr. Esplugues. Allí, en la pila bautismal D. Pascual entró a formar parte de la Iglesia. Fue sepultado con Cristo para renacer con él, anticipándose el martirio que años después viviría. El cura regente era D. Agustín Camañes y de esta forma inscribió al niño en el folio 64 libro de bautismos número 8.

En la Iglesia parroquial de la Villa de Montaverner, Provincia y Arzobispado de Valencia, dia cuatro de Enero de mil ochocientos noventa y cuatro, el infrafirmado Cura Regente de la misma, bautizé solemnemente a un niño que nació ayer a las nueve de la mañana hijo legítimo de José Penades Fullana natural de esta y de Trinidad Chornet Juliá natural y casados en Belgida y ambos vecinos de esta. Abuelos Paternos: José Penadés Vañó natural y difunto en esta y Salvadora Fullana Ortiz, natural de Muro y vecina de esta. Maternos: Pascual Chornet Guillem y Antonia Julia Chornet, naturales y difuntos en Belgida. Se le puso por nombre Pascual. Fueron padrinos: Ricardo Penades Fullana y Vicenta Maria Penades Fullana naturales y vecinos de esta a quienes adverti el parentesco espiritual y demas obligaciones contraidas, especialmente la de enseñar al bautizado la Doctrina Cristiana. De que certifico. Fdo. : Agustin Camañes, cura regente”.

Y así D. Pascual se incorporó a la porción del Pueblo de Dios en Montaverner. Años después, ella tendría el orgullo de contemplar como un hijo suyo, bautizado en su templo, era elevado a la gloria de Berninni por el Papa Juan Pablo II, un hijo suyo ascendía al lugar que ocupan los bienaventurados en la Iglesia, con otros compañeros mártires. Aquel bautismo fue la puerta de entrada a la santidad mediante el martirio.

Al recordar a D. Pascual nuestra mirada se dirige a los padres y madres de familia que como D. José y Dña. Trinidad nos introdujeron en la vida de la Iglesia por el bautismo, ya en la cuna nos enseñaron las primeras oraciones y nos hablaron de un Dios papaíto que se preocupa por quienes somos sus hijitos. También elevamos nuestra plegaria por los matrimonios cristianos de nuestra parroquia, primeros transmisores de la fe de sus hijos, pidiendo al beato Pascual  interceda por ellos y les ilumine en la labor más grande que un padre y una madre puede hacer por sus hijos: enseñarles a sentir y a amar a Jesús en el hogar y en la vida de la parroquia.

 

                             Salmo 48

¡Grande es el Señor! y muy digno de alabanza

en la ciudad de nuestro Dios.

Su monte santo, colina hermosa,

gozo de toda la tierra.

 

El Monte Sión, vértice del cielo,

capital del emperador.

Dios entre sus palacios

descuella como un alcázar.

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