El replicó: ¿por qué me buscabais? No sabíais que yo
tengo que estar en la casa de mi padre”
Lc 2,49
Meditación.
Si bien D. Agustín cesó al año
siguiente, se sucedieron como regentes D. Vicente Oltra, D. Vicente Espí y D.
Vicente Campos, hasta que llegó en 1903 D. José Giner Guerrero
No es difícil imaginar al pequeño Pascual correteando por la
iglesia y por qué no, como tantos niños ayudando en la misa como monaguillo a
su cura, el que más conoció y con el que creció de y sembró
en él la vocación sacerdotal, D. José Giner. Apenas tenía 9 años cuando llegó
este emprendedor sacerdote.
Eran años de misa matutina y por la tarde ejercicios
piadosos al Sagrado Corazón de Jesús y a la Virgen del Rosario, mientras cada
día aumenta el fervor por la Virgen de Loreto. Así con doce años asiste a la
bendición de la ermita de Colata, dedicada a la patrona de Montaverner.
Al recordar a D. Pascual y su vinculación a la parroquia, dirigimos
nuestra mirada a tantos hombres y mujeres que nos han transmitido la fe. Ellos
tuvieron la parrqouia como centro de sus vidas, dedicando largas horas de
oración y servicio a la comunidad, colaborando activamente con los párrocos.
En este momento de oración elevamos nuestra plegaria por
ellos y por quienes en las parroquias colaboran
en las diversas tareas: la limpieza de la iglesia, la animación pastoral, el
reparto del Aleluya, el cuidado de las celebraciones, procesiones,...
Salmo 125
Los que
confían en el Señor son como el monte Sión:
no
vacila, está asentado para siempre.
A
Jerusalén la rodean montañas,
a su
pueblo lo rodea el Señor.
No
descansará el cetro del malvado
en el
lote de los honrados.
Señor,
trata bien a los buenos,
a los rectos de corazón.
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