domingo, 21 de septiembre de 2014

Novena. 3º. La infancia.


El replicó: ¿por qué me buscabais? No sabíais que yo tengo que estar en la casa de mi padre”

Lc 2,49

 

Meditación.

 

Si bien D. Agustín cesó al año siguiente, se sucedieron como regentes D. Vicente Oltra, D. Vicente Espí y D. Vicente Campos, hasta que llegó en 1903 D. José Giner Guerrero

No es difícil imaginar al pequeño Pascual correteando por la iglesia y por qué no, como tantos niños ayudando en la misa como monaguillo a su cura, el que más conoció y con el que creció de y   sembró en él la vocación sacerdotal, D. José Giner. Apenas tenía 9 años cuando llegó este emprendedor sacerdote.

Eran años de misa matutina y por la tarde ejercicios piadosos al Sagrado Corazón de Jesús y a la Virgen del Rosario, mientras cada día aumenta el fervor por la Virgen de Loreto. Así con doce años asiste a la bendición de la ermita de Colata, dedicada a la patrona de Montaverner.

Al recordar a D. Pascual y su vinculación a la parroquia, dirigimos nuestra mirada a tantos hombres y mujeres que nos han transmitido la fe. Ellos tuvieron la parrqouia como centro de sus vidas, dedicando largas horas de oración y servicio a la comunidad, colaborando activamente con los párrocos.

En este momento de oración elevamos nuestra plegaria por ellos y por  quienes en las parroquias colaboran en las diversas tareas: la limpieza de la iglesia, la animación pastoral, el reparto del Aleluya, el cuidado de las celebraciones, procesiones,...

 

                                   Salmo 125

 

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:

no vacila, está asentado para siempre.

A Jerusalén la rodean montañas,

a su pueblo lo rodea el Señor.

No descansará el cetro del malvado

en el lote de los honrados.

Señor, trata bien a los buenos,
a los rectos de corazón.

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